Reflexiones y propuestas de Adide-Federación sobre el inicio de curso 2020/2021 (julio 2020)

En marzo de 2020, la pandemia precipitó el cierre súbito de los centros educativos. En cuestión de días, docentes, alumnado y familias se vieron abocados a improvisar un sistema educativo alternativo de aprendizaje a distancia y a adaptarse a distintos recursos tecnológicos. En este escenario, parte del alumnado, el más vulnerable, se encontró en un primer momento sin acceso a la red, o sin dispositivos de conexión para poder asegurar un seguimiento mínimo de clases y actividades planteadas telemáticamente. Para paliar esta situación, los centros educativos han tenido que hacer verdaderos esfuerzos prestando portátiles, notebooks y tabletas a su alumnado desfavorecido y, a veces pagadas por ellos mismos y otras por ONGs y Administraciones Educativas, les han podido proveer de tarjetas de datos durante los meses del confinamiento, extendiéndolo hasta el final de curso.

Es por ello que, ADIDE FEDERACIÓN desea trasladar la enhorabuena a todo el alumnado, que ha hecho un esfuerzo enorme por adaptarse con eficiencia a una nueva manera de aprender, desde el encierro de sus casas, lejos de sus contextos cotidianos y de socialización, alejados de sus iguales. A la par, manifestamos un profundo reconocimiento a los y las docentes, al personal no docente, al de administración y servicios, y a todos y cada uno de los profesionales que han regalado lo mejor de sí mismos creando espacios de encuentro con nuestros niños y jóvenes y con sus familias con el objetivo de brindarles apoyo y ánimo en tan complicada escena. Y, por supuesto, reconocemos la colaboración que las familias han mostrado para lograr que el paso de los días fuera más llevadero. En conjunto, desde nuestra Federación valoramos el esfuerzo de todos y cada uno de los agentes educativos para mantener a toda costa el proceso de enseñanza y aprendizaje de nuestro alumnado.

Nadie estaba preparado para asumir semejante crisis, y por ello, y pesar del ingente esfuerzo de toda la comunidad educativa, el progreso del alumnado se ha visto, en muchos casos, dañado, hasta el punto que para un segmento significativo de la población, aquéllos más vulnerables, a los que acompañan necesidades educativas especiales o se encuentran inmersos en entornos socioculturales débiles, el cierre de los centros ha supuesto acentuar, si cabe más, las desigualdades y la brecha educativa ya presente antes del confinamiento.

Desde ADIDE-FEDERACIÓN entendemos que es hora de revertir este escenario entre todos y consideramos imprescindible que las Administraciones Educativas refuercen los ámbitos de consulta y negociación con interlocutores sociales, representantes de las familias, organizaciones profesionales y sindicatos, a la hora de plantear el retorno generalizado a las aulas en septiembre, siempre que la situación sanitaria lo permita. A tales efectos, ADIDE-FEDERACIÓN, con representación considerable en buena parte de las Comunidades Autónomas, desea contribuir aportando ideas y propuestas desde una actitud activa y partiendo de la reflexión profunda sobre lo vivido durante estos meses.

Es necesario recordar que, uno de los principales objetivos de la educación es trabajar por la igualdad de oportunidades, y una de sus principales funciones, la de actuar como vector de equidad ante cualquier clase de desigualdad. Afrontar este reto exige reorganizar escuelas, espacios, implementar metodologías que aseguren la participación y el progreso de todos, gestionar eficazmente los recursos personales, trabajar en equipo en todas las etapas educativas.

La mayoría de los expertos apuntan a que, de momento, la educación presencial es la única que puede garantizar una educación de calidad, equitativa y personalizada. Sin embargo, la incertidumbre en la que nos movemos nos obliga a estar preparados para cualquier escenario. Como premisa, garantizar la presencialidad todo lo posible, siempre con la máxima seguridad y atendiendo a las medidas higiénicas y sanitarias que en cada momento establezcan las autoridades sanitarias.

La reducción de ratio será uno de los factores ineludibles, habiendo de adaptarlas a los diferentes espacios, de manera que se pueda mantener la distancia de seguridad cuando así se exija. Esta disminución en el número de alumnos por grupo redundaría en una atención más personalizada que ayude a recuperar aquellas lagunas que se hayan producido durante este período. Los centros están ya estudiando con ahínco y creatividad todas las opciones, optimizando cada espacio, organizando plantillas y servicios complementarios, y trasladando a la Administración sus propuestas. Queda ahora que se puedan articular las medidas necesarias para dotarles de los recursos, espacios e infraestructuras necesarios, desde una visión responsable, primando el uso de espacios alternativos, entornos al aire libre o de uso múltiple.

La pandemia ha mostrado la verdadera realidad de nuestro sistema educativo. Falta inversión en infraestructuras que den cabida a un mundo educativo en el que es imprescindible la innovación metodológica y la transformación de la organización escolar. Será necesario buscar espacios alternativos, la implicación de los municipios, de los barrios, de instituciones públicas y privadas… Con este mismo objetivo, es necesario agilizar todas las obras en proceso y proceder a la ejecución urgente de las ya programadas.

Este período de educación telemática ha puesto de manifiesto problemas endémicos en nuestro sistema, como la carga curricular sumamente excesiva. Resulta improrrogable introducir cambios estructurales y disminuir contenidos en beneficio de una mayor presencia de competencias clave. Es urgente una aceleración en el camino hacia una educación inclusiva, una de las principales demandas de la comunidad educativa, una necesidad de una sociedad que precisa incorporar a su seno a toda la ciudadanía. La acción formativa deberá pues partir de estas premisas y, frente a los tradicionales ejercicios, primar tareas contextualizadas y motivadoras, que eviten la excesiva parcelación por materias y supongan un trabajo interdisciplinar.

Será necesario rescatar a todos y cada uno de nuestros escolares del bache donde hayan podido detenerse, muy especialmente a los más vulnerables, objeto de mayores consecuencias del distanciamiento escolar. El personal de apoyo a la inclusión y los servicios de orientación deberán ser reforzados en aquellas escuelas donde su intervención se requiera en mayor grado. Profesionales dedicados al asesoramiento desde diferentes parcelas, como los trabajadores sociales o los técnicos de servicios a la comunidad, enfermeros escolares o asignados por los centros de salud de referencia, han de apoyar el reto al que nos enfrentamos. Se requerirá un fortalecimiento del papel de la tutoría, como función prioritaria para todos los docentes, y el refuerzo de plantillas especialmente en Educación Infantil, Primaria y ESO. A la programación anual deberá incorporarse un plan de refuerzo general del centro, a concretar en cada grupo hasta individualizarlo en cada uno de los alumnos, desde una perspectiva en cascada, con el uso de herramientas eficaces como la programación multinivel. Dicho esto, no podemos olvidar que la verdadera pérdida que han sufrido nuestros y nuestras escolares en estos meses está relacionada con aspectos emocionales y relativos a las relaciones sociales, por lo que se tendrá que primar la educación emocional, las relaciones entre iguales, las habilidades sociales y comunicativas, … en definitiva, la convivencia.

En un supuesto escenario de educación bimodal (presencial y telemática) habrá que prever los recursos tecnológicos que aseguren el acceso de todos y todas, la coordinación y trabajo en red de los profesionales, la posibilidad de comunicación con el alumnado y las familias. Serán necesarios planes de digitalización para todos los agentes implicados que lo necesiten, con el objetivo de hacer frente a la brecha digital que acompaña la educativa, social y económica. La crisis sanitaria ha supuesto un reto que nos ha llevado a crecer a marchas forzadas. Debemos aprovechar lo aprendido, identificar las necesidades y caminar hacia la mejora en competencia digital, uno de los pilares de una educación de calidad y equitativa que garantice la igualdad de oportunidades.

Asimismo, el cierre de los centros educativos ha evidenciado el eterno problema de la conciliación de la vida familiar y laboral en nuestra sociedad, dejando absoluta constancia del hecho que, desgraciadamente, sólo el sistema educativo ejerce esta función de manera general. Desde ADIDE entendemos que la vertiente principal de la escuela es educativa, y si bien el cuidado de los menores es intrínseco a su labor, esta obligación no puede recaer exclusivamente en ella. Es por ello que instamos a las Administraciones a que desarrollen políticas sociales y laborales consensuadas con los agentes sociales implicados que conduzcan a una reestructuración del sistema laboral, educativo y de recursos sociales, implementando medidas que, desde la corresponsabilidad permitan avanzar en conciliación.

Evidentemente, todas estas propuestas conllevan un incremento de la inversión. Para que la calidad educativa no lo sea a costa del esfuerzo de docentes y familias, es imprescindible el compromiso de los gobiernos de aumentar progresivamente los presupuestos en educación y se requerirá de la transferencia de recursos adicionales desde el Gobierno central a las Consejerías.

De todo lo expuesto concluimos que la situación presente y de futuro inmediato va a requerir de un extraordinario esfuerzo por parte de la comunidad educativa y de la sociedad en general, con el firme objetivo de evitar que esta crisis sanitaria tenga un impacto negativo en el proceso educativo de nuestros estudiantes, poniendo énfasis en la lucha contra el abandono escolar de segmentos que hayan podido desvincularse durante este período de enseñanza virtual.

ADIDE-FEDERACIÓN apoyará aquellas iniciativas y propuestas que se encaminen a las finalidades descritas, y lo hará desde el compromiso y el espíritu de colaboración, a partir de la reflexión compartida, con la ilusión puesta en que nuestro sistema sea capaz de mantener a todo el alumnado caminando, y a los profesionales de la enseñanza creciendo y avanzando hacia una escuela capaz de enfrentarse a retos como el que ahora vivimos.

ADIDE-FEDERACIÓN, julio de 2020

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